Si bien existen en el mercado numerosas propuestas de máquinas trasplantadoras, todas ellas tienen dos problemas fundamentales que hacen que no sean adaptables al contexto socio-económico de la horticultura en la Argentina: Todas las máquinas existentes son importadas (la mayoría de origen italiano) y esto las hace económicamente inaccesibles para los productores argentinos y poseen muy poca versatilidad, tanto en su adaptación a plantines de diferentes especies como en su adaptación a diferentes geometrías de plantación.
En el proceso de diseño de esta máquina se buscó, como principal objetivo, un alto grado de innovación en lo que respecta a la versatilidad o adaptabilidad de este tipo de implementos a varias especies de plantas hortícolas. Todo el proceso de desarrollo de esta máquina llevo entre 5 y 6 años de trabajo, donde se realizaron desde las tareas de diseño propiamente dichas hasta la gestión de fondos para construir prototipos, pasando también por las tareas de taller para construcción de los prototipos y tareas de pruebas a campo. Este proceso se enmarco como proyecto PID en el ámbito de la UTN e incorporado al programa de incentivos.
¿Cómo se dicidieron a patentar?
Lo que motivo a patentar este invento fue que, al final del proceso, se pudo cerrar el proyecto con la construcción de un prototipo que fue probado a campo dando resultados más que satisfactorios. Obviamente con cosas que mejorar, como todo invento. Resultando un sistema mecánico único en su tipo que, en caso de desarrollarse como producto industrial, puede solucionar muchos problemas con los que tiene que lidiar un productor hortícola para poder realizar su tarea de manera correcta. Poder, desde nuestra posición como investigadores tecnológicos, desarrollar tareas de investigación aplicada para solucionar problemas concretos de nuestro entorno es algo más que gratificante. Sobre todo, cuando se llega a soluciones innovadoras que tienen un impacto favorable en nuestro medio.
¿Cuál fue el papel de la UTN en el proceso de patentamiento?
La UTN tuvo un rol fundamental en el proceso de patentamiento y también en todo el proceso de desarrollo de esta invención. Como investigadores, es de destacar la apertura y la predisposición que siempre hemos tenido por parte de la institución. Desde nuestra Facultad siempre se nos brindó el espacio de trabajo, el apoyo y la posibilidad de desarrollar el proyecto enmarcando el mismo como PID. De nuestra parte, fue un proceso de mucho trabajo de un grupo de personas (además de los inventores) trabajo de forma espectacular. Donde cabe aclarar que, además del desarrollo de la maquina en sí, quedan una gran cantidad de experiencias, anécdotas, horas y horas pasadas entre debates, diseño y trabajo en taller.
En lo que respecta al proceso de patentamiento es de destacar la labor de la UGEPI desde Rectorado nos han brindado toda su colaboración en el proceso que se viene desarrollando. Hemos recibido una colaboración excepcional, y un acompañamiento en todo el proceso de investigación de antecedentes, análisis de factibilidad de patentamiento y trabajo en conjunto en la redacción de la memoria de la patente registrada (tarea bastante compleja desde el punto de vista de organizar la información y redacción). En especial, queremos destacar el trabajo del señor Marcelo Roldan, quien nos viene acompañando en todo este proceso de una excelente manera.
Desde nuestro contexto como Facultad Regional, el hecho de patentar esta máquina resulta un hito en nuestra historia. Ya que es la primera patente que se logra desde esta Facultad. Esto es un gran orgullo no solo para los investigadores que trabajamos en el proyecto, sino también para toda la comunidad de la Facultad Regional Reconquista.